Frases de Albert Camus
Albert Camus fue un novelista y filósofo francés, pero no solo eso, igualmente un ensayista, dramaturgo y periodista. Nacido en la Argelia francesa, en el año 1913 y ya fallecido para el año 1960, este hombre desde muy temprana edad se vio influenciado por el pensamiento de Nietzche y Schopenhauer.
Con una vasta producción de más de 50 obras entre novelas, cuentos, obras de teatro y ensayos, hay que destacar que fue Ganador de un premio Nobel de literatura, como muchos escritores de su generación. Asimismo, Camus participaría activamente de la militancia política en los periodos de la guerra, razón por la que es también destacado.
Albert Camus dejó para la posteridad innumerables frases de gran relevancia. Hoy traemos una lista con las más importantes:
Frases de Albert Camus
A dos hombres que viven el mismo número de años el mundo les proporciona siempre la misma cantidad de experiencias. A nosotros nos corresponde tener conciencia de ellas
Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro.
En el apego de un hombre a su vida hay algo más fuerte que todas las miserias del mundo.
Cualquier hombre, a la vuelta de la esquina, puede experimentar la sensación del absurdo, porque todo es absurdo.
Cuando el hombre somete a Dios a un juicio moral, lo mata en su corazón.
El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse.
Ningún hombre es hipócrita en sus placeres.
Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo.
Los hombres lloran porque las cosas no son como deberían ser.
Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo.
El hombre es la única criatura que rechaza ser lo que es.
En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio.
El hombre es esa fuerza que acaba siempre expulsando a los tiranos y a los dioses.
Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad. Para mí es la soledad infinita.
¿Qué es un rebelde? Un hombre que dice no.
Cuando, por oficio o por vocación, uno ha meditado mucho sobre el hombre, ocurre que se experimente nostalgia por los primates. Éstos no tienen pensamientos de segunda intención.
Siempre he creído que si bien el hombre esperanzado en la condición humana es un loco, el que desespera de los acontecimientos es un cobarde.
La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación.
Algunas veces pienso en lo que los historiadores del futuro dirán de nosotros. Una sola frase será suficiente para definir al hombre moderno: fornicaba y leía periódicos.
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