Frases de John Locke
Nacido en Wrington, Reino Unido el 29 de agosto de 1632, fue un filósofo y médico ingles considerado como uno de los más importantes influyentes pensadores del empirismo hasta ser reconocido como el “Padre del liberalismo clásico”. Sus ensayos realizaron una significativa contribución a lo que conocemos hoy en día como la teoría del contrato social.
Sus escritos influyeron en otros filósofos conocidos como Voltaire y Rousseau. Falleció a los 72 años el 28 de octubre de 1704, sin importar su ausencia quedaron marcados sus pensamientos en la historia de la evolución del hombre, seguidamente sus frases más conocidas:
Frases de John Locke
Nuestros ingresos son como nuestros zapatos; si son demasiado pequeños, nos agitan y nos pellizcan; pero si son demasiado grandes, nos hacen tropezar y tropezar.
La lectura le proporciona a la mente un importante material de conocimiento. Y le permite pensar en cómo hacer para que lo que leamos se convierta en algo nuestro.
Siempre se sospechan nuevas opiniones y usualmente se oponen contra otras, sin ninguna otra razón y sólo por el hecho de no ser comunes.
Amar la verdad por amor a la verdad es la parte principal de la perfección humana en este mundo, y la semilla principal de todas las otras virtudes.
La pasión es la génesis del genio.
Están los que razonan bien, pero son muchos más los que razonan mal.
Una cosa es demostrar a un hombre que está equivocado, otra es situarlo en posesión de la verdad.
Hay que perder la mitad del tiempo para poder emplear la otra mitad.
No puede haber mayor rudeza que interrumpir a otro en la corriente de su discurso.
Nuestra ocupación no es conocer todas las cosas, sino aquellas que afectan a nuestra conducta.
La esperanza de una felicidad eterna e incomprensible en otro mundo, es cosa que también lleva consigo el placer constante.
Aquello que es estático y repetitivo es aburrido. Aquello que es dinámico y aleatorio es confuso. En el medio yace el arte
Frecuentemente hay más que aprender de las preguntas inesperadas de los niños que de los discursos de los hombres.
Las nuevas opiniones siempre son sospechosas, y normalmente se rechazan, sin más razón que el hecho de no ser comunes.
En mi opinión, nada ocurre en contra de la naturaleza excepto lo imposible y eso nunca ocurre.
He amado a las estrellas con demasiado cariño como para tener miedo de la noche.
Una mente sana en un cuerpo sano, es una descripción corta pero completa de un estado feliz en este mundo.
Siempre he pensado que las acciones de los hombres son los mejores intérpretes de sus pensamientos.
Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.
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