Frases de Juan Luis Vives
Juan Luis Vives fue un importante filósofo y pedagogo, pero igualmente humanista de origen español, que nació el 6 de marzo del año 1492, cuyo nombre todavía resuena debido a sus destacadas obras.
Falleció el 6 de mayo de 1540, y por sus aportes, vale la pena destacarlo a través de sus frases con excelentes mensajes.
Frases de Juan Luis Vives
El que se hace amigo de un mal sujeto ha de esperar que esta amistad le reportará otras amistades peores.
Sé lento en adquirir amistades, pero sé constante en retenerlas una vez admitidas.
No esperes que tu amigo venga a descubrirte su necesidad, ayúdale antes.
No hay riqueza tan segura como un seguro amigo.
Sal de la vida es la amistad.
Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad.
Fatiga alguna vez el amor, más nunca mata.
Contestar injuria con injuria es lavar el barro con el barro.
No hay cosa por fácil que sea, que no la haga difícil la mala gana.
Malo es que trabajen los hombres para morir ricos, no para vivir como tales hombres.
La tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las esclavitudes.
No puede existir bondad alguna donde no haya conocimiento de ella.
Nada hay más útil que aprender muchas cosas, ni más fácil que oírlas.
Es inútil toda polémica si no hay esperanza de que resulte provechosa.
La modestia en el hombre de talento es cosa honesta; en los grandes genios, hipocresía.
La guerra es ocupación más propia de bestias que de hombres.
No hay mejor venganza de una injuria que olvidarla.
Si han de creer lo que dices, igualmente te creerán sin jurar que jurando, y si no han de creerte, cuanto más jures más se alejarán de ti.
No hay cosa tan lejana de las letras como la codicia y preocupación por el dinero.
La diligencia en escuchar es el más breve camino hacia la ciencia.
Nada es la ciencia, si no influye en la vida y no contribuye a la reforma de la conducta.
La memoria se acrecienta usando y aprovechándose de ella.
Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído ya suficiente sabios.
Las guerras no deberían narrase de manera diferente que los latrocinios, esto es, breve y escuetamente, sin alabanza alguna, antes bien, detestándolas.
Desterrada la justicia que es vínculo de las sociedades humanas, muere también la libertad que está unida a ella y vive por ella.
Tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso.
Nadie cree que hace mal si los demás no juzgan que lo hace.
Ni la utilidad del mentir es sólida, ni el mal de la verdad perjudica mucho tiempo.
¡Cuán grande riqueza es, aún entre los pobres, el ser hijo de un buen padre!
Lo comprado al precio de muchos ruegos, es caro.
En verdad no hay en la naturaleza un conocimiento tan fácil y asequible que no pueda llenar todo el espacio de una vida.
Propio de todo hombre es el errar. Pero de nadie, sino del necio, el mantenerse en el error.
El hombre perdona algunas veces el aborrecimiento, pero jamás el menosprecio.
¿Qué mayor desgracia le puede pasar a un hombre que tener una opinión equivocada?
La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.
Lo que quieras que otros no digan, tú lo has de callar primero.
Nada es fácil ni tan útil como escuchar mucho.
No se debe tocar con ligereza lo que es peligroso dejar sin resolver.
Tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso.
Todo cuanto hemos entendido, reflexionado y comparado está dispuesto para servir a la razón.
La fuente de la vida es el corazón.
Salud es la disposición del cuerpo tal que el espíritu esté vigoroso.
No hay en la vida que mayor destrucción traiga que tener dañado el juicio de manera que no pueda estimar las cosas en su verdadera y justa dimensión.
No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.
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