Frases de La Madre Teresa de Calcuta
Todos hemos visto alguna vez ese rostro lleno de luz y bondad, así fue Agnes Gonxha, o más reconocida mundialmente como la madre Teresa de Calcuta, una mujer religiosa con un corazón esplendido que ayudó a quien lo necesitara sin mirar condición alguna, desde enfermos y pobres, hasta personas sin hogar y huérfanos, cada acto con el más sincero deseo de ayudar.
Decidió adoptar un nuevo nombre, Teresa, esto debido a una religiosa a quien admiraba, llamada Teresa de Liseux, pero se le fue nombrada de Calcuta, debido su preocupación por personas que se encontraban en la ciudad de India, Calcuta. Beatificada en septiembre del 2003 y Canonizada el 4 de septiembre de 2016, esta Santa también dejo para la historia hermosas frases para compartir y dedicar:
Frases de la madre Teresa de Calcuta
No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor.
El hambre de amor es mucho más difícil de eliminar que el hambre de pan.
La alegría profunda del corazón es como un imán que indica el camino de la vida.
Nunca estarás tan ocupado como para no pensar en los demás.
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que te las dijera. Pero no seas tan sordo como para no oírlas de aquel que las dice desde su corazón.
Si eres humilde nada te puede dañar, ni los elogios, la ni vergüenza, porque sabes lo que eres.
Yo puedo hacer cosas que tú no puedes, tú puedes hacer cosas que yo no puedo; juntos podemos hacer grandes cosas.
Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto, para llenar el corazón del que amamos.
No necesitamos armas y bombas para llevar la paz, necesitamos amor y la compasión.
Hay muchas personas dispuestas a hacer grandes cosas, pero hay muy pocas personas dispuestas a hacer las cosas pequeñas.
Algunas personas vienen a nuestra vida como bendiciones. Algunas vienen a nuestra vida como lecciones.
Lo que se tarda años en construir, puede ser destruido durante una noche; construyamos de todos modos.
La revolución del amor comienza con una sonrisa. Sonríe cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír. Debes hacerlo por la paz.
Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.
Si no tenemos paz en el mundo, es porque hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro, que ese hombre, esa mujer, esa criatura, es mi hermano o mi hermana.
Nuestro examen de conciencia es el espejo en el que vemos nuestros logros y nuestras dificultades. Por eso debemos afrontarlo con sinceridad y amor.
Sé fiel a las cosas pequeñas, ya que es en ellas donde la fuerza reside.
Vive sencillamente para que otros puedan simplemente vivir.
Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos son realmente infinitos.
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