Frases de Los Miserables
Víctor Hugo es el brillante autor detrás de esta magistral obra: los miserables, ¿Quién no quiere amar y que lo amen intensamente? Seguramente todos, y aquí, se capta muy bien eso. Una obra publicada en 1862, que hasta nuestros días sigue siendo aclamada. Es por ello que hoy, te dejamos algunas frases de las mejores novelas del siglo XIX:
Frases de los miserables
El porvenir es mucho más de los corazones que de las mentes. Amar, eso es lo único que puede ocupar y colmar la eternidad. El infinito precisa de lo inagotable.
¿Cómo se encontraron sus labios? ¿Cómo canta el pájaro, cómo se derrite la nieve, cómo se abre la rosa, cómo florece mayo, cómo blanquea el alba tras los árboles negros en la cima estremecida de las colinas? Un beso; y nada más.
Hay personas que observan las reglas del honor como quien observa las estrellas, desde muy lejos.
Si no hubiera alguien que amara, el sol se apagaría.
Con ese suplicio va mezclada una sombría transfiguración estrellada. Hay éxtasis en la agonía.
Si eres piedra, sé un imán; si eres planta, sé una sensitiva; si eres hombre, sé amor.
Con ese suplicio va mezclada una sombría transfiguración estrellada. Hay éxtasis en la agonía.
El amor participa de la propia alma. Es de la misma naturaleza que ella. Como ella, es una chispa divina; como ella, es incorruptible, indivisible, imperecedero. Es un punto de fuego que llevamos dentro y que nada puede apagar. Lo sentimos arder hasta en la médula de los huesos y lo vemos resplandecer hasta lo más hondo del cielo.
¿Carece acaso el ciego de algo? No. Porque no se pierde la luz si se tiene el amor.
¿Saben que es algo muy raro? Estoy a oscuras. Hay una persona que, al irse, se llevó el cielo.
Cualquiera que haya estado enamorado captará todos los significados radiantes que caben en las cuatro letras de esa palabra: Ella.
El amor es una respiración celestial del aire del paraíso.
Miramos una estrella por dos motivos, porque es luminosa y porque es impenetrable. Tenemos al lado un resplandor más dulce y un misterio mayor: la mujer.
Cuando se llega a cierto grado de miseria, lo invade a uno algo así como una indiferencia espectral y se ve a las criaturas como si fueran larvas.
El amor tiene infantilismos; las demás pasiones, pequeñeces. ¡Avergoncémonos de las pasiones que hacen al hombre pequeño! ¡Honremos a las que lo hacen niño!
La primera justicia es la conciencia.
¡Ay, alegría de los pájaros! Porque tienen el nido es por lo que tienen el canto.
Intentar, desafiar, persistir, perseverar, ser fiel a sí mismo, pelear a brazo partido con el destino, dejar asombrada a la catástrofe cuando ve qué poco miedo nos da, ora enfrentarse al poder injusto y ora rebelarse contra la victoria ebria, resistir, plantar cara: ése es el ejemplo que necesitan los pueblos y la luz que los electriza.
Todos, quienesquiera que seamos, tenemos nuestros seres respirables. Si nos faltan, nos falta el aire, nos asfixiamos. Y nos morimos. Morir por falta de amor es espantoso. La asfixia del alma.
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