Frases de Teresa de Jesús
Desde temprana edad, esta monja, cuyo nombre real era Teresa Cepeda y Ahumada, tuvo interés por los santos y sus vidas, además de mucha fe en ellos. Nació el 28 de marzo de 1515 en España, viviendo poco más de 67 años, hasta el 4 de octubre de 1582. Conocida mayormente como Teresa de Jesús, fue beatificada en el año 1614 y canonizada en 1622, responsable de fundar 17 conventos en vida, escribir poesías y cartas acerca de los buenos actos, la religión y la paz.
Frases de Teresa de Jesús
Para quien ama, nada es imposible.
Es imposible… tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios.
Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.
Que Dios nuestro Señor nos guíe por donde quiera. Ya no somos nuestros, sino suyos.
Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.
Que tu mayor deseo sea ver a Dios; que tu mayor temor sea perderlo, que tu gozo sea la esperanza del Cielo y así vivirás con una gran paz.
Dios no nos obliga, Él no va contra nuestra voluntad; toma lo que le damos; pero no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo.
Busquemos siempre mirar las virtudes y cosas buenas en los otros y cuando veamos sus defectos, mirarlos con la humildad de tener presente nuestros grandes pecados… y en la duda, es mejor tener a todos por mejores que nosotros.
Lo único necesario para buscar a Dios, es ponerse en soledad y mirarlo dentro de nosotros mismos.
Sólo amor es el que da valor a todas las cosas.
El amor de Dios se adquiere resolviéndonos a trabajar y a sufrir por Él.
Darse del todo al Todo, sin hacernos partes aparte
Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos.
Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta.
Tuya soy, para ti he nacido. Manda de mi lo que Tú quieras.
La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo.
La perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo. El amor a Dios es el árbol de la vida en medio del paraíso terrenal.
Quienes de verdad aman a Dios, aman todo lo bueno, favorecen todo lo bueno, todo lo bueno lo dan, con los buenos se juntan siempre y los favorecen y defienden.
Tener gran confianza… Sabiendo que Dios es amigo de ánimas animosas, siempre que se manejen con humildad y que no pongan su confianza en ellos mismos sino en Dios.
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